Una mesa más, dos solitarios menos (VII)



El Abasto, uno de los shopping más conocidos de Buenos Aires, tiene una muy buena feria de comida. Lo que pasa es que como está ubicado en una zona muy congestionada de la ciudad, en días de semana la feria se llena. Por lo tanto, casi siempre hay que compartir mesas. Allí conocí a Susana, una venezolana jovial, elocuente, apasionada; de esas personas que habla con emoción y terminan sus oraciones con una sonrisa. A Susana, un tweet le cambió la vida. Si quieren saber cómo, los invito a que lean el recuento de nuestro bonito diálogo.


Susana (S): Hola, ¿me puedo sentar acá?

Victor (V): Claro.

S: Gracias.

V: No te preocupes.

S: ¿Venezolano?

V: Sí.

S: ¡Qué casualidad! ¡Yo también! ¿De qué parte?

V: De Caracas, ¿y tú?

S: ¡De Caracas también! ¿Y vives acá?

V: Sí, hace una semana cumplí un año.

S: Ah, pero si te viniste recién.

V: Sí, ¿y tú? ¿También vives acá?

S: Sí, pero ya llevo siete años.

V: Ah bueno, son unos años ya…

S: Sí, ¿y qué tal?, ¿te gusta acá?

V: Sí vale, la ciudad me gusta mucho y la gente también. Han sido muy panas
conmigo.

S: ¡Qué bueno! ¿Y qué haces?

V: Estudio en la UBA, ¿y tú?

S: Trabajo, bueno, soy enóloga, ¿sabes?

V: Claro, es una profesión súper interesante.

S: Sí, la verdad que lo es. Y bueno nada, ahorita acabo de mudarme a Buenos Aires. Antes viví unos años en Mendoza, que fue donde estudié y trabajé un tiempo.

V: ¿Y por qué te viniste a Buenos Aires?

S: Por mi novio, que vive acá.

V: Ok.

S: Aunque bueno, en verdad fue porque también me ofrecieron trabajo acá. La verdad es que no me gusta mucho Buenos Aires, creo que porque me acostumbré a la vida más tranquila que se vive en el interior. Es decir, si no hubiera trabajo y no hubiera novio, creo que no me hubiese venido a vivir acá, jajaja.

V: Entiendo.

S: La verdad todo fue súper loco. Yo estaba de lo más tranquila en Mendoza: trabajaba, ganaba bien y la verdad es que estaba re cómoda, pero no sé, también me sentía muy sola. Y entonces bueno, lo que pasó fue que vengo yo una noche que estaba todo intensa, y pongo en Twitter una frase así súper dramática de la soledad y qué sé yo, y viene Rodrigo, que es un chamo que también es venezolano y vive acá en Buenos Aires y que conozco porque estudiamos juntos en bachillerato, y viene y me dice que me venga a Buenos Aires, que él me hace compañía, ¿qué tal? ¡Súper lanzado el chamo! Y yo me río y le digo que sí, que pronto venía a Buenos Aires para asesorar a un restaurante. Entonces como que empezamos a hablar todos los días por WhatsApp… y yo como que sí me empecé a dar cuenta que como que nos escribíamos mucho, ¿no? pero bueno, total que vengo a Buenos Aires y salgo con él y la pasamos buenísimo. Salimos a comer, y luego a bailar, y caminamos por la ciudad, y viste que fue una de esas noches en las que todo sale bien ¿sabes?

V: Sí.

S: Bueno, avísame también si te aburro porque creo que estoy hablando demasiado.

V: No vale, para nada. Está muy bueno el cuento.

S: Ok, entonces resulta que yo me regreso para Mendoza y a todas estas no había pasado nada, así de novios, nada de eso, pero regresé cambiada. ¿Sabes cuando te emocionas cuando alguien te escribe? Bueno, yo me emocionaba cada vez que Rodrigo me escribía y dije nada, ¡ay Susana, a ti como te está gustando Rodrigo! Y resulta que como seguía trabajando con este restaurant acá en Capital tenía que seguir viniendo para acá y claro que nos seguimos viendo, y bueno nada, ¡nos pusimos de novios! Así que dejé todo en Mendoza y me vine a vivir con él, ¿qué tal?

V: Increíble. O sea que si tú no hubieses tuiteado ese día…

S: ¡Sí! ¡Jajaja, qué loco! Ahora que lo cuento, chamo, ¡suena más loco de lo que pensé! ¿Tú que crees?

V: ¿Ah?

S: ¿Que qué piensas? ¿No es como muy loco todo?

V: Sí, pero es un cuento buenísimo. Además, las mejores cosas de la vida se dan así ¿no crees? Digo, el amor y esas cosas… O sea, no hay que buscarle mucha explicación… ¿Estás feliz?

S: ¡Claro! ¡Estoy insoportable! ¿Si no ves que hasta te conté todo esto a ti? Tenía tiempo sin sentirme así.

V: Ya fue, está bien. No te preocupes si fue muy loco todo, disfrútalo y ya.

S: ¿Verdad? Sí, vale. ¡Yo no me enrollo más! Jajaja, bueno, me tengo que ir a trabajar. ¡Se me pasó volando el tiempo! ¡Gracias por escuchar!

V: No vale, tranquila. También fue muy fino hablar contigo.

S: ¿Seguro? ¡Mira que yo hablo mucho! ¡Y lo peor es que no supe nada de ti porque ni te dejé hablar! Jajaja

V: No te preocupes. Que estés bien.

S: ¡Igualmente! 
 

Comentarios

Anónimo dijo…
Que sabrosas esas conversaciones. Aunque parecieran triviales siempre se aprende algo. Por ejem aprendi que la vida hay de difrutarla A plenitud, con todo lo que traiga. SIN ENRROLLARSE. Besos

Yo

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