2017: un año en diez álbums


Este año, más que dedicarme a escuchar mucha música, me concentré en escuchar buena música. Me explico: anteriormente creo que confiaba demasiado en la crítica publicada en internet sobre aquellos disco que “tenía” que escuchar, en vez de esos que realmente quería escuchar.

De manera que en 2017 hice un esfuerzo por escuchar discos que me parecieran interesantes, bien sea de artistas que ya conocía o de proyectos nuevos que me entusiasmaran.

Por primera vez en este blog decidí no hacer un ranking de los discos que más me gustaron, sino que decidí resumir el año en diez producciones que disfruté y que ahora recomiendo con entusiasmo. ¡Espero que les gusten!


La Equidistancia - Leandro Fresco & Rafael Anton Irisarri: Nunca pensé que el ambient pudiese ser emocional, pero los temas de esta producción confeccionada a cuatro manos me conmovió hasta las lágrimas. Un trabajo notable, sin duda alguna.

Awaken, my love! - Childish Gambino: Desde la primera vez que escuché esta producción, me fascinó su audacia y su calidad. Música negra que suena a futuro mientras le lanza un obvio guiño a la época dorada del funk.

Suite para piano y pulso velado - Luciano Supervielle: De los talentos musicales más promisorios y destacados de Latinoamérica nos llega este trabajo elegante, refinado y disruptivo. Un álbum que suena a calle, a club y a alma.

The Search for Everything - John Mayer: Pop sutil con cierto tumbao funk, baladas hermosísimas que bordean lo cursi, canciones redondas y conmovedoras, en fin, este álbum destila un desenfado que sólo es posible con talento, atención al detalle y una incipiente madurez.

Sleep well beast - The National: Esta música emana una hermosura leve, como si fuese expulsada por suspiros, por susurros al oído. Este disco suena a consagración, a melodías sentidas pero dominadas.

Painted ruins - Grizzly Bear: las vanguardias tienden a menospreciarse porque se les sospecha que están impulsadas por cierta incertidumbre. Sin embargo, Grizzly Bear ostenta una experimentación en este disco que despliega mucha seguridad. Así suena una banda cuando está absolutamente consciente de lo que puede lograr.

A deeper understanding - The War on Drugs: esta música se hace desde la panza, con sentimiento, como si no pudiese contenerse. Es catarsis maravillosa, que sirve para desahogarte de aquellos sentimientos que quizá te abruman y que hay que soltar. Intenso, este disco es hermosamente intenso.

Melodrama - Lorde: Simpleza, magia, encanto: todos estos son los atributos que conviven en las geniales canciones de Lorde, una auténtica estrella de un pop que rechaza etiquetas pero que contiene maravillas.

Oüi - Camille: la música más creativa que escuché este año fue creada por Camille, una artista vocal maravillosa, cuyo mayor talento quizá sea el de superponer sonoridades con sentimientos.

From A Room: Volume 2 - Chris Stapleton: El talento compositivo de Stapleton es tan excepcional que pareciera ponerle música a sentimientos que ni siquiera sabías que tenías. Sus melodías resuenan con facilidad, entrando en tu interior con el único permiso de una honestidad hermosa.

Mención especial: TCHAIKOVSKY, Symphony No. 6 - Teodor Currentzis & MusicAeterna: La “patética” de Tchaikovsky nunca había sonado tan desgarradora. (Y eso es lo único que hace falta decir respecto a esta extraordinaria grabación.)

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