Las camas son frías cuando están solas


Las camas son frías cuando están solas,
sólo hace falta un cuerpo
para darles el calor que tanto les agrada.

Es que a ellas no les gusta estar solas.
Y en eso,
se parecen a nosotros.

Ahora imaginemos,
tan sólo por un instante,
su alegría
cuando una siente que un cuerpo,
se añade al calor de otro:
porque cuando hacen el amor,
lo hacen también con ella,
pese a la indiferencia
que tanto los caracteriza.

Así hasta que concluye
el descubrimiento y la conquista.

La cama
y ellos
palpitan al unísono,
dejando en las sábanas,
las huellas del camino que juntos han recorrido,
y que en pocos instantes esperan,
ellos y sobre todo ella,
que pronto retomen,
para que el deseo vuelva a hacerse agua,
y ellos uno,
y ellos uno,
pese a la indiferencia
que tanto los caracteriza.

Comments

Naky Soto said…
¡Victor! ¡me quedé pegada en aquello de la reconversión del deseo en agua! No salgo de ahí... si llego a donde me propongo, pues vuelvo y te lo digo ¿vale?

Un abrazo en vertical,

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