Buscando compañía
La gente en esta ciudad anda sola. No se dejen engañar por el bululú. Aunque haya montones de gente por la calle o en el Metro, todo el mundo aquí anda solo. Lo peor no es eso. Lo peor es que hacen todo lo posible por estar solos.
Pareciera que la soledad fuese un bien personal que debe ser cuidado, vigilado contra todo mal. Tú das los buenos días en una camionetica y nadie te los responde. Más bien todo su rostro muestra una mueca de repulsión, en vez de devolver esa señal “políticamente incorrecta” de cortesía.
Si te metes en el Metro, que suele estar hasta el culo de pasajeros, la gente intenta hasta lo imposible por no tener contacto físico con los demás. Y no me vengan a decir que es por lo de la inseguridad y esas pajas locas. La gente le tiene fobia a la compañía. A la cercanía de un extraño. Porque eso es lo que se siente en esta ciudad que es una hipérbole de gente. He allí, precisamente, una absurda ironía.
Por ejemplo, ahorita llueve y unas 7 personas nos hemos metido debajo de una parada de autobús. Y aun así nadie se habla. Alguien hizo un comentario sobre las lluvias que no se aguantan. No hubo respuesta. Lo que sí hubo, fue un tipo que no soportaba estar más debajo de la parada. No por el tiempo que probablemente estaba perdiendo. Sino porque la parada se había convertido rápidamente en refugio para muchos otros más. Había demasiada compañía. No soportó más y salió corriendo, prefiriendo así empaparse de agua pero resguardando, a fin de cuentas, su soledad.
Mientras tanto yo, desde aquí, los seguiré observando. Seguiré viéndolos correr bajo la lluvia y esquivando a los otros obstáculos humanos.
Mientras tanto yo estaré debajo de esta parada mirándolos y, para llevarles la contraria, estaré buscando compañía.
Pareciera que la soledad fuese un bien personal que debe ser cuidado, vigilado contra todo mal. Tú das los buenos días en una camionetica y nadie te los responde. Más bien todo su rostro muestra una mueca de repulsión, en vez de devolver esa señal “políticamente incorrecta” de cortesía.
Si te metes en el Metro, que suele estar hasta el culo de pasajeros, la gente intenta hasta lo imposible por no tener contacto físico con los demás. Y no me vengan a decir que es por lo de la inseguridad y esas pajas locas. La gente le tiene fobia a la compañía. A la cercanía de un extraño. Porque eso es lo que se siente en esta ciudad que es una hipérbole de gente. He allí, precisamente, una absurda ironía.
Por ejemplo, ahorita llueve y unas 7 personas nos hemos metido debajo de una parada de autobús. Y aun así nadie se habla. Alguien hizo un comentario sobre las lluvias que no se aguantan. No hubo respuesta. Lo que sí hubo, fue un tipo que no soportaba estar más debajo de la parada. No por el tiempo que probablemente estaba perdiendo. Sino porque la parada se había convertido rápidamente en refugio para muchos otros más. Había demasiada compañía. No soportó más y salió corriendo, prefiriendo así empaparse de agua pero resguardando, a fin de cuentas, su soledad.
Mientras tanto yo, desde aquí, los seguiré observando. Seguiré viéndolos correr bajo la lluvia y esquivando a los otros obstáculos humanos.
Mientras tanto yo estaré debajo de esta parada mirándolos y, para llevarles la contraria, estaré buscando compañía.
Comments
De verdad que así es la vida "en sociedad" en esta nuestra ciudad capital, se cumple en los 4 extremos de la ciudad, y me uno a los que buscamos conversa a desconocidos, es increíble lo que uno puede aprender hablando en el metro...