Dudamel y la Quinta de Mahler
En un post anterior ya les había descrito la profunda y sensible relación que tengo con la quinta sinfonía de Gustav Mahler. En aquella ocasión, les había detallado el enorme privilegio de haberla escuchado bajo Las Nubes de Calder que cubren el Aula Magna de la UCV, dirigida por Gustavo Dudamel. Sin embargo, en esta ocasión me dedicaré a informarles, con toda la alegría del mundo, la salida al mercado de una grabación de la Deustche Grammophon –la disquera más importante del mundo en lo que a música clásica se refiere- precisamente de la Sinfonía No. 5 de Gustav Mahler, dirigida por el mismo Dudamel e interpretada también por la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar.
El disco fue grabado casualmente en el Aula Magna de la UCV, en febrero de 2006 y ya puede conseguirse en las más importantes discotiendas de Caracas. En Esperanto del Centro San Ignacio fue donde lo conseguí, por ponerles un ejemplo. De manera que invito a todos a los que participan en esto que llamamos La Vida es una Nota, a que compren el disco y lo escuchen y, sobre todo, sientan esta obra maestra de la música tocada por esta orquesta integrada exclusivamente por venezolanos que se ha hecho célebre a nivel mundial.
A continuación, les posteo unas maravillosas palabras del propio Gustavo Dudamel que describen precisamente su relación con esta sinfonía:
«Del mismo modo que para las orquestas juveniles tocar Beethoven es un sueño, otro tanto sucede con Mahler. Sí, existen dificultades individuales. Cada instrumento es, en ocasiones, como un solista. Pero el reto surgió de los propios músicos de la orquesta. Querían realmente hacer esta obra. Me limité simplemente a seguirles. Por lo que a mí respecta, la sinfonía significa muchísimo, ya que se trata de la obra con la que gané el concurso Mahler en Bamberg (en 2004). Debido a eso se ha convertido en un punto de referencia musical para toda mi vida. »
«Lo que todo el mundo recuerda de esta obra es el adagietto. Pero para mí lo más importante es la posición que ocupa ese movimiento dentro de la obra. Hay que pensar en la estructura como un todo, en cómo es posible que una obra que comienza con una marcha fúnebre avance hacia un segundo movimiento lleno de desesperación, luego se encamine hacia un tercer movimiento lleno de alegría y felicidad, que a continuación crece y conecta con el amor con el adagietto, y que más tarde, al final del quinto movimiento, haya llegado a la esperanza.»
«En el segundo movimiento se habían producido atisbos de esta atmósfera de esperanza, pero en ese momento colapsan y la atmósfera vuelve a ser de desesperación. Cuando esta música reaparece en el último movimiento, la sensación pasa a ser: ‘Ahora puedo realmente tener esperanza, antes no podía’. En otras palabras, toda la obra es una compleja progresión. Hay una búsqueda de destino en la Quinta de Mahler, y ya se oye una señal de eso en el ritmo de fanfarria que abre la trauermarsch, con ecos del ritmo del comienzo de la Quinta de Beethoven.»
«Esta sinfonía es un gran desafío; una sinfonía donde realmente tienes que buscar para encontrar el centro. La orquesta ha de tener una técnica excepcional y una enorme sensibilidad: en esta obra hay extremos de felicidad, tristeza, depresión y esperanza. Algunas personas dicen que tienes que haber vivido muchos años para haber experimentado esa emoción y ser capaz de comunicarla. Yo creo que lo más importante es simplemente sentirla y tocar.»
El disco fue grabado casualmente en el Aula Magna de la UCV, en febrero de 2006 y ya puede conseguirse en las más importantes discotiendas de Caracas. En Esperanto del Centro San Ignacio fue donde lo conseguí, por ponerles un ejemplo. De manera que invito a todos a los que participan en esto que llamamos La Vida es una Nota, a que compren el disco y lo escuchen y, sobre todo, sientan esta obra maestra de la música tocada por esta orquesta integrada exclusivamente por venezolanos que se ha hecho célebre a nivel mundial.
A continuación, les posteo unas maravillosas palabras del propio Gustavo Dudamel que describen precisamente su relación con esta sinfonía:
«Del mismo modo que para las orquestas juveniles tocar Beethoven es un sueño, otro tanto sucede con Mahler. Sí, existen dificultades individuales. Cada instrumento es, en ocasiones, como un solista. Pero el reto surgió de los propios músicos de la orquesta. Querían realmente hacer esta obra. Me limité simplemente a seguirles. Por lo que a mí respecta, la sinfonía significa muchísimo, ya que se trata de la obra con la que gané el concurso Mahler en Bamberg (en 2004). Debido a eso se ha convertido en un punto de referencia musical para toda mi vida. »
«Lo que todo el mundo recuerda de esta obra es el adagietto. Pero para mí lo más importante es la posición que ocupa ese movimiento dentro de la obra. Hay que pensar en la estructura como un todo, en cómo es posible que una obra que comienza con una marcha fúnebre avance hacia un segundo movimiento lleno de desesperación, luego se encamine hacia un tercer movimiento lleno de alegría y felicidad, que a continuación crece y conecta con el amor con el adagietto, y que más tarde, al final del quinto movimiento, haya llegado a la esperanza.»
«En el segundo movimiento se habían producido atisbos de esta atmósfera de esperanza, pero en ese momento colapsan y la atmósfera vuelve a ser de desesperación. Cuando esta música reaparece en el último movimiento, la sensación pasa a ser: ‘Ahora puedo realmente tener esperanza, antes no podía’. En otras palabras, toda la obra es una compleja progresión. Hay una búsqueda de destino en la Quinta de Mahler, y ya se oye una señal de eso en el ritmo de fanfarria que abre la trauermarsch, con ecos del ritmo del comienzo de la Quinta de Beethoven.»
«Esta sinfonía es un gran desafío; una sinfonía donde realmente tienes que buscar para encontrar el centro. La orquesta ha de tener una técnica excepcional y una enorme sensibilidad: en esta obra hay extremos de felicidad, tristeza, depresión y esperanza. Algunas personas dicen que tienes que haber vivido muchos años para haber experimentado esa emoción y ser capaz de comunicarla. Yo creo que lo más importante es simplemente sentirla y tocar.»
Comments
Puedo decirlo con confianza: ¡yo me declaro firme admiradora de este señor! He ido a verle en el TTC varias veces y si bien no es mi mundo la música siempre salgo inundada de lo que logra en escena, él y los suyos, ese pocote de gente joven que toca con el alma. Hay un violinista, que al menos en los dos últimos conciertos se ubica en la segunda fila, en el extremo hacia el público, y conforme toca su cuerpo responde a las notas, se levanta de la silla, saca un pie, vuelve a meterlo, frunce el ceño, lo distiende, es como la más hermosa representación de cómo la música le recorre y es exactamente la sensación que retransmite al público. Con eso, mi buen amigo, vale la pena cualquier inversión para ver a este joven maestro, cualquiera que es capaz de conducir tanta energía, es capaz de producirla hasta en la obra más compleja que entrevere una partitura.
Como siempre, aprendí un montón leyéndote.
Un abrazo en do menor,
Si no es por ti, ni me entero de este disco. Sigue posteando estas joyas musicales.
Minos: puedo decirte con toda seguridad que este disco lo puedes encontrar en cualquier tienda que tenga un buen catálogo de música clásica. Recuerdo que la FNAC que está cerca de Sol en Madrid tenía muy buenas opciones. Recuerda que este disco lo edita la Deutsche Grammophon, la disquera más importante a nivel mundial de música clásica, así que creo -y espero- que lo puedas conseguir por allá por Madrid. Y claro, si lo consigues y lo escuchas, hazme saber qué tal fue tu experiencia. Un abrazo