Carta de renuncia
M,
Hoy renuncio a ti.
No creas que ha sido fácil. Para nada. Lo único fácil después de conocerte fue amarte. Así que ya te imaginarás por qué ha sido tan complicado esto de reconocer que ya no te quiero.
No fue de un día para otro, tampoco. Sacando cuentas el otro día, me di cuenta que tuvieron que pasar casi dos años para escribirte esta carta. Dos incómodos años. Dos años pensándote todo el día, todos los días. Recordándote con una canción, una película, un olor. Cualquier excusa era perfecta para que el proyector de imágenes de mi cabeza pusiera tu rostro en pantalla grande.
Pero precisamente fue la semana pasada que sentí que había pasado un día entero sin pensarte. “¡Ya está!”, me dije, cuando menos lo esperaba te estaba comenzando a olvidar. Y no te escribí esta carta apenas sentí todo esto. Tú bien sabes lo mucho que me cuesta escribir algo. Y sobre todo algo que debía estar muy bien escrito. Porque yo, a diferencia de ti, sí que me gusta dejar las cosas claras. Por eso es que lo escribo. Para dejar en claro y con la inmortalidad de las letras que ya no te quiero.
Hoy renuncio a ti y no me duele. Nunca pensé que el dolor se pudiera superar con el tiempo. Pero así fue. Por eso es que puedo decir, hoy y sin dudarlo, que te superé. Hoy renuncio a ti y te lo escribo para que lo sepas. No me importa siquiera si te importa. Pero a mí sí y con eso ya tengo bastante. O debo haber escrito “ya tuve bastante”. Porque, renunciando a ti, ya no me queda nada.
V
Comments
Y pues si, coincido con tu jucio, ésta es una renuncia muy bien escrita...
Saludos!
Mua!
Una delicia.
Hay una historia de Condorito que se me grabó en la memoria, y de la que voy a rescatar la frase: "Dile a Yayita que ya la olvidé".
La mayoría de las veces mi buen amigo, cuando hacemos especial énfasis en un verbo -como es el caso de olvidar- se cruzan unas variables que en comunicación se llaman contenido vrs.relación, y siempre, indefectiblemente siempre, la relación vence al contenido. Vale decir que, en una próxima carta de renuncia -si llegara a haberla- dedícale mucho más tiempo a los descriptores de tu nueva condición emocional, a la libertad, a lo sabroso del olvido, al descargo que nos proporciona no sentir ni rencor, no sentir pues, que el estremecimiento sea personalísimo y no le corresponda a otra(o).
Por ejercicio y cuando tengas tiempo regálate eso, dedícate una carta a ti, a tu libertad, a tu salud.
Abrazos grandes,
http://soyyonoerestu.wordpress.com
Sigo encadenada a tu blog.
Un abrazo
Cerrar el ciclo, cortar, dejar ir.
Que _bien_ se siente cuando finalmente pasa, no?