Interrogantes dentro de una camionetica


Me monto en una de las camioneticas que salen de Chacaíto para El Cafetal. Son las dos de la tarde. Hace mucho calor. Ya no quedan asientos libres en la camionetica. Ni modo, iré parado. Tengo que llegar rápido a casa. Entro y, como siempre, observo…


¿Por qué nadie responde a mis “buenas tardes”?

¿Por qué hay tanto tráfico en Las Mercedes a las dos y media de la tarde?

¿Por qué el conductor está tan amargado?

¿Por qué la salsa erótica es lo que siempre suena dentro de una camionetica?

¿Cómo puede quedarse dormido ese señor con tanto calor acá dentro?

¿Por qué nadie le cede el puesto a esa señora tan mayor que acaba de montarse?

¿Por qué ese motorizado se cambia de canal tan de repente?

¿Por qué ese Polibaruta no le dice nada a ese motorizado?

¿Por qué estas camioneticas están tan destartaladas?

¿Por qué se empeñan en reparar la calle justo a esta hora?

¿Por qué nadie dice nada?

¿Por qué toda esta resignación?

¿Por qué siento que mi propia ciudad me expulsa?

¿Será que me tengo que ir?


¿O será que me quedo en la próxima parada?

Comments

Carolina said…
Muy bueno!! jajajajajajajajajajajajaja!!
Nina said…
Yo también, a veces, me quiero bajar. Te gusta Mafalda? Si te gusta, entonces sí entendiste.

Si no te gusta, pues te morirás de la curiosidad y te habré inspirado a leer Mafalda. (No sabes de lo que te estabas perdiendo). Obra buena del día: CHECK.
Carolina: gracias! Bienvenida a La Vida es una Nota!

Nina: claro que me gusta Mafalda, por Dios! De hecho uno de los mejores regalos que me dio mi papá en mi infancia fueron unos libritos de Mafalda, no sé si sabes cuáles son, unos que venían numerados. En fin, eran lo máximo!
Nina said…
Pero por supuesto, esos eran los mejores... Todo Mafalda es lo máximo pero cero portátil.

"Yo que la cultura me bajaba del colectivo en la siguiente parada y seguía a pie." (O algo así).
Felipe.

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