pinta 09: Latinoamérica se exhibe en Nueva York
Luego de empujar las doradas y pesadas puertas del Pavillion, me dirigí a la recepción para comprar mi entrada. Una muchacha esbelta, cabello negro y piel blanca, cuyos enigmáticos ojos verdes se refugiaban tras unos gruesos lentes de pasta, me vendió el ticket hablándome en un inglés mal pronunciado. Opté por hablarle en español, al percatarme de eso, y ella hizo lo propio. Supongo que era mexicana -a juzgar por el sonido de su acento.
Esta escena, la de dos latinos que empiezan a hablar en inglés pero que luego hablan en español al reconocerse hispanos, pasa mucho en Nueva York. En esta feria también me pasó más de una ocasión, con la excepción de que en ese momento la conversación fue sobre arte. Además de admirar el trabajo de los artistas de mi tierra, conversar con ellos y con diversos galeristas fue lo que más disfruté de todo el evento. O mejor dicho, lo que más disfruté fue escucharlos hablar de arte.
Mi primer encuentro lo sostuve con Ignacio Liprandi, dueño de una galería que lleva su nombre en la ciudad de Buenos Aires. Su puesto exhibía las fascinantes obras en blanco y negro de Pablo Accinelli y Tomás Espina -cuyos cuadros, según me contó, están inspirados en "La Cabeza de Rugendas" del célebre escritor argentino César Aira.
La otra galería argentina que visité fue Consorcio de Arte (Buenos Aires), donde se mostraba la simple pero llamativa propuesta de Genoveva Fernández, quien admite que su principal intención "es una provocación esencialmente visual". Su trabajo se basa en "la línea, el punto y apenas dos valores: blanco y negro, y parte del dibujo que invade de manera obsesiva el plano para mutar en pintura sobre tela".
Luego me pasé por la Ginocchio Galería (Ciudad de México), donde tuve la oportunidad de ver los hermosos cuadros de Claudio Gallina y Hugo Lugo, (primera y segunda imagen bajo este párrafo, respectivamente) inspirados en la que quizá sea la mejor etapa de la vida del ser humano: la infancia.
Un barco lleno de decenas de Mickey & Minnie Mouse vestidos de sacerdotes fue una de las cosas más curiosas y polémicas que pude ver en la feria. Esta pieza pertenecía a Nelson Leirner, artista representado por la galería Bolsa de Arte (Porto Alegre). Otra de las galerías brasileras presentes en pinta 09 fue la Dan Galeria (Sao Paulo), que exhibía las ambiciosas obras futuristas del escultor Ascanio MMM.
De igual manera, tuve el gran placer de conocer y conversar con el artista colombiano Joel Grossman, representado por la Christopher Paschall Galería S. XXI (Bogotá). Sus obras son "re-interpretaciones", a tamaño real, de grandes obras del arte universal impresas digitalmente sobre cajas de vinilo. Esta técnica se denomina "Pintura digital sobre acrílico". Grossman me confesó que su mayor ambición es "tener a todos esos cuadros juntos, uno al lado del otro" para que cuenten lo que él ha titulado como la "Breve Historia del Arte".
Santiago de Chile también estuvo representado por la galerías Aninat Isabel, que presentó interesantes esculturas realizadas por Pedro Tyler (mostrada bajo este párrafo), y por Die Ecke Arte Contemporáneo, que enseñó el trabajo de Felipe Mujica -en el que se podía leer la siguiente frase: "Everything that begins as comedy inevitably ends as mystery" (Genial, ¿no?)
De la representación de España, el arte que más llamó mi atención fue el de las fotografías de Nicola Constantino (mostrada bajo este párrafo), elocuentes de maestría en el dominio de la luz y la sombra, expuestas por Galería Sicart (Barcelona); y la pintura de A. Robirosa, perteneciente a la galería Aina Nowak (Madrid).
El vistoso juego entre pintura y relieve que propuso Priscila de Carvalho fue otra de mis piezas favoritas de pinta 09, mostrada por la galería Praxis International Art (Nueva York).
Observar el arte de mi país fue, definitivamente, otra de las cosas que más me llenaron de felicidad durante mi recorrido por esta inmensa galería latinoamericana que se instaló en Nueva York. Obras de Carlos Cruz-Diez y de Jesús Soto fueron exhibidas por numerosas galerías de varios países. Sin embargo, la mayor muestra la ofreció la Durban Segnini Gallery (Caracas/Miami). Otra de las galerías con base en Miami fue Sammer Gallery LLC que enseñaba interesantes obras de Carmelo Arden Quinn.
El trabajo de Cecilia Paredes, cuya fascinante propuesta consiste en incorporar al cuerpo femenino dentro de pinturas, representado por la galería Diana Loewenstein Fine Art (Miami), fue otro de los elementos más memorables de la feria.
La ciudad de Caracas tuvo también su representación en las galerías Artepuy, que exponía el extraordinario trabajo de los artistas Aureliano Parra, Héctor Ramírez, Cecilia Paredes y Gisela Romero -a quien tuve el inmenso honor de conocer-, y la Galería Faría+Fábregas (Caracas/Nueva York) la cual está enfocada, en palabras de su representante Eugenia Sucre, "en promover el arte conceptual latinoamericano de los 60 y 70", y que exhibía una interesante muestra fotográfica de un festival de performance que tuvo lugar en el Parque de Este de Caracas.
Otra de las conversaciones que más disfruté fue la que sostuve con la museólogo Andreína Fuentes, Directora de Hardcore Contemporary art space (Miami). Me encantó hablar con ella por la convicción de su verbo y por esa seguridad que ostentan las personas exitosas. Ella me explicó una campaña que está fomentando, junto a Bernice Steinbaum, entre las compradores de arte denominada "Latina Women are empowered by their checkbook- They buy Latin American Women Artists", basada en el "sabio instinto que tienen las mujeres latinoamericanas para el negocio y la inversión". La propuesta está dirigida a las mujeres para que, basadas en esa poderosa intuición, se entusiasmen y compren arte hecho por mujeres.
El arte de Claudia Bueno merece un párrafo aparte (o dos). Resulta que uno de los últimos puestos que visité fue el de la galería Carmen Araujo Arte (Caracas), que representa las extraordinarias piezas de esta joven artista venezolana. "You can move the light if you want", me dijo Victoria Urribarri, representante de la galería -con quien después tuve una agradable conversación en caraqueño. Ella me hizo esa sugerencia porque en la obra de Bueno
-->involucra directamente al espectador.
Pequeñas siluetas de personas ("People") o de árboles ("Shadow fields"), encaran a un pequeño bombillo que puedes mover a lo largo de la lámina de metal donde están instaladas estas figuras. De esta manera, uno puede controlar las sombras que generan estas siluetas contra el fondo blanco dispuesto detrás de ellas. El arte de Claudia Bueno fue el que más me impactó de toda la feria. Su genial propuesta que incluye luz y sombras, como resultado de la participación de quien la admira, fue la que más me gustó de pinta 09. (Por eso el párrafo aparte y por eso mi admiración.)
Si bien la reflexión, a través de la identificación con la obra que está en frente de nosotros, está dentro de los principales objetivos del arte, responder a la necesidad estética de embellecer es otra de sus aspiraciones. Y si el arte a veces también funciona como reflejo de las sociedades y sus culturas, entonces pinta 09 cumplió con solidez su misión de hacernos saber -o de recordarnos- la belleza de nuestra tierra.
Cuando salí del Pavillion y encaré la fría brisa del otoño neoyorquino, una sensación de orgullo y de confianza se instaló en mi alma. No sólo porque sentí un enorme placer al admirar las hermosas obras de arte elaboradas por mis compañeros latinoamericanos, sino porque luego de conocerlos y conversar con sus galeristas, también supe que el arte latinoamericano está en buenas manos.
Comments
Que excelente es leerte en tu desripciòn de esa feria que no solo parecen preciosas las obras sino interesantìsimas. todo bellìsimo. Lo ùnico que no la pudimos apreciar juntos.
Jejejeje! estoy contando los dìas.
1 gran abrazo
Yo