Greenberg: el fracaso como postura
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La segunda vez que vi Greenberg no sólo la entendí mejor, incluso llegó a gustarme más. Me temo, que cuando la vi por primera vez, no sólo mis expectativas eran muy altas, sino que además estaban basadas en la espera de otro tipo de película.
El cine de Noah Baumbach se presta para eso, para que tú anticipes más o menos qué es lo que te puede ofrecer con cada producción. En eso se parece mucho al cine de Woody Allen, Michel Gondry y Wes Anderson, todos cineastas cuyo esfuerzo se ha invertido en desarrollar un estilo particular -muy fácil de reconocer y ciertamente predecible. Sin embargo, Baumbach logró sorprenderme con su última película.
A Baumbach lo descubrí con The squid and the whale -mi película favorita de su repertorio antes de ver Greenberg. Allí pude apreciar -y disfrutar- su inusual propuesta que muchos acertadamente han sabido definir como "comedia dramática" -sus diálogos pueden llegar a ser hilarantes, pero no son cómicos. Baumbach más bien apela al cine de personajes. Su misión está enfocada, más hacia la depuración de los detalles de la personalidad de sus protagonistas, que en la construcción de una narrativa.
Ésta fue una de las sorpresas que me llevé cuando vi Greenberg por primera vez. Aunque la película está centrada en narrar un par de semanas en la vida de Roger Greenberg -interpretado con solvencia por parte de Ben Stiller- Baumbach intenta presentar, en esta ocasión, un film con una temática un poco más conceptual. Es como si la palabra "trama" comenzara a tener sentido por vez primera en su filmografía. Con Greenberg, lo que Baumbach ha logrado plantear, con incuestionable fineza, es el contraste que existe entre la vida soñada y la vida real -cómo aceptar y cómo vivir la vida que no se planeó.
Roger Greenberg es un tipo que acaba de salir de un hospital psiquiátrico y que está a punto de cumplir 41 años. Aún soltero, vive en la Ciudad de Nueva York donde trabaja como carpintero -esta vendría a ser la vida real, la que no soñó. En la mitad de sus veinte, tocaba música en una banda con cierto reconocimiento local -la vida soñada- a la que se le ofreció un contrato de grabación que él decidió rechazar por "purismo" artístico. Esta acción, como más adelante se intuirá en la película, surgió más como producto de una serie de principios auto-impuestos que de una genuina convicción. Este hecho se convertiría en su mayor logro "no logrado".
Su hermano, casado y evidentemente más exitoso, decide irse de vacaciones con su familia para Vietnam y le pide a Roger que se venga a Los Ángeles para cuidar su casa.
Florence es la asistente personal del hermano de Greenberg. Este personaje, interpretado magistralmente por Greta Gerwig, vendría a ser el mayor triunfo del film -The New York Times llegó a considerarla como "la actriz más prometedora del cine norteamericano".
Greenberg conoce a Florence, dando pie entonces a un romance revoltoso e interrumpido por una cadena de constantes e incomprensibles ataques por pare de él. El personaje interpretado por Gerwig, el mejor logrado de la película no sólo en términos de actuación sino también en términos de su construcción en el guión, dice más por sus gestos, su mirada triste y el tono melancólico y arrastrado de su voz que por lo que termina "haciendo" -lo que cualquier actor aspiraría lograr con la interpretación de sus personajes.
En Greenberg, la ciudad de Los Ángeles juega un papel determinante en el hilo de la historia que Baumbach trata de contar. Este rasgo se dio también de manera explícita en el barrio de Brooklyn en The squid and the whale, pero menos evidente (casi inexistente, de hecho) en Margot at the wedding -la película que menos me gusta del catálogo de este particular director.
Otro de los rasgos mejor logrados del film es su música, compuesta por James Murphy, mejor conocido como LCD Soundsystem, quien ha logrado ensamblar una banda sonora impecable, sobria y muy apropiada para la historia de Baumbach. El mayor éxito de Murphy ha sido confeccionarle un sonido a la medida de la compleja, inquietante y desconcertante personalidad de Roger Greenberg.
Cuando uno ve Greenberg, uno no puede evitar por terminarse identificando con el personaje interpretado por Ben Stiller. Uno llega hasta sentir compasión por él. Hay momentos en el que provoca gritarle a la pantalla y rogarle que deje de ser él mismo por un momento. Baumbach ha construido un personaje que actúa más por postura -una estructura de prejuicios y barreras concientemente infundadas- que por intuición, sinceridad o espontaneidad.
El aparente fracaso de Greenberg, esa distorsión entre su vida soñada y la vida que efectivamente termina viviendo, no es más que producto de una postura cuyo mayor daño recae en el hecho de que es auto-impuesta. Una de las moralejas más grandes que te deja ver una película como esta, es que muchas veces somos nosotros mismos los que contamos con el poder de abrirle los brazos y darle la bienvenida a la felicidad, en vez de ahuyentarla concientemente.
Éste es el trailer de Greenberg
El cine de Noah Baumbach se presta para eso, para que tú anticipes más o menos qué es lo que te puede ofrecer con cada producción. En eso se parece mucho al cine de Woody Allen, Michel Gondry y Wes Anderson, todos cineastas cuyo esfuerzo se ha invertido en desarrollar un estilo particular -muy fácil de reconocer y ciertamente predecible. Sin embargo, Baumbach logró sorprenderme con su última película.
A Baumbach lo descubrí con The squid and the whale -mi película favorita de su repertorio antes de ver Greenberg. Allí pude apreciar -y disfrutar- su inusual propuesta que muchos acertadamente han sabido definir como "comedia dramática" -sus diálogos pueden llegar a ser hilarantes, pero no son cómicos. Baumbach más bien apela al cine de personajes. Su misión está enfocada, más hacia la depuración de los detalles de la personalidad de sus protagonistas, que en la construcción de una narrativa.
Ésta fue una de las sorpresas que me llevé cuando vi Greenberg por primera vez. Aunque la película está centrada en narrar un par de semanas en la vida de Roger Greenberg -interpretado con solvencia por parte de Ben Stiller- Baumbach intenta presentar, en esta ocasión, un film con una temática un poco más conceptual. Es como si la palabra "trama" comenzara a tener sentido por vez primera en su filmografía. Con Greenberg, lo que Baumbach ha logrado plantear, con incuestionable fineza, es el contraste que existe entre la vida soñada y la vida real -cómo aceptar y cómo vivir la vida que no se planeó.
Roger Greenberg es un tipo que acaba de salir de un hospital psiquiátrico y que está a punto de cumplir 41 años. Aún soltero, vive en la Ciudad de Nueva York donde trabaja como carpintero -esta vendría a ser la vida real, la que no soñó. En la mitad de sus veinte, tocaba música en una banda con cierto reconocimiento local -la vida soñada- a la que se le ofreció un contrato de grabación que él decidió rechazar por "purismo" artístico. Esta acción, como más adelante se intuirá en la película, surgió más como producto de una serie de principios auto-impuestos que de una genuina convicción. Este hecho se convertiría en su mayor logro "no logrado".
Su hermano, casado y evidentemente más exitoso, decide irse de vacaciones con su familia para Vietnam y le pide a Roger que se venga a Los Ángeles para cuidar su casa.
Florence es la asistente personal del hermano de Greenberg. Este personaje, interpretado magistralmente por Greta Gerwig, vendría a ser el mayor triunfo del film -The New York Times llegó a considerarla como "la actriz más prometedora del cine norteamericano".
Greenberg conoce a Florence, dando pie entonces a un romance revoltoso e interrumpido por una cadena de constantes e incomprensibles ataques por pare de él. El personaje interpretado por Gerwig, el mejor logrado de la película no sólo en términos de actuación sino también en términos de su construcción en el guión, dice más por sus gestos, su mirada triste y el tono melancólico y arrastrado de su voz que por lo que termina "haciendo" -lo que cualquier actor aspiraría lograr con la interpretación de sus personajes.
En Greenberg, la ciudad de Los Ángeles juega un papel determinante en el hilo de la historia que Baumbach trata de contar. Este rasgo se dio también de manera explícita en el barrio de Brooklyn en The squid and the whale, pero menos evidente (casi inexistente, de hecho) en Margot at the wedding -la película que menos me gusta del catálogo de este particular director.
Otro de los rasgos mejor logrados del film es su música, compuesta por James Murphy, mejor conocido como LCD Soundsystem, quien ha logrado ensamblar una banda sonora impecable, sobria y muy apropiada para la historia de Baumbach. El mayor éxito de Murphy ha sido confeccionarle un sonido a la medida de la compleja, inquietante y desconcertante personalidad de Roger Greenberg.
Cuando uno ve Greenberg, uno no puede evitar por terminarse identificando con el personaje interpretado por Ben Stiller. Uno llega hasta sentir compasión por él. Hay momentos en el que provoca gritarle a la pantalla y rogarle que deje de ser él mismo por un momento. Baumbach ha construido un personaje que actúa más por postura -una estructura de prejuicios y barreras concientemente infundadas- que por intuición, sinceridad o espontaneidad.
El aparente fracaso de Greenberg, esa distorsión entre su vida soñada y la vida que efectivamente termina viviendo, no es más que producto de una postura cuyo mayor daño recae en el hecho de que es auto-impuesta. Una de las moralejas más grandes que te deja ver una película como esta, es que muchas veces somos nosotros mismos los que contamos con el poder de abrirle los brazos y darle la bienvenida a la felicidad, en vez de ahuyentarla concientemente.
Éste es el trailer de Greenberg
Comments
Voy a intentar verla :)