Arte pop, arte para todos


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La ceremonia de apertura de May Day, la más reciente exhibición de Shepard Fairey en la galería Deitch Projects, atrajo a más de cinco mil personas. De acuerdo a Jeffrey Deitch, director de la galería, este fue "el show de arte contemporáneo con la mayor asistencia en la historia de la Ciudad de Nueva York."

Más de dos horas tuve que esperar para entrar y ver el trabajo de Fairey. Había tanta gente esperando fuera de la galería, que muchos decidieron por quedarse afuera, en la calle Wooster, donde también había paredes cubiertas con graffitis, calcomanías y dibujos pertenecientes al street art.

Pudiera decirse incluso que la fiesta estaba mejor afuera, donde había música, la gente bebía, fumaba, conversaba e inclusive bailaba justo frente a la pequeña alfombra roja que recibía a destacadas personalidades de la movida cultural neoyorquina.

La gente decidió tomar el control de la celebración y disfrutar de la inauguración de la exposición, incluso cuando no pudo entrar a verla.

Esta reacción bien pudiera leerse como una respuesta natural a la premisa del pop-art, uno de los hermanos más cercanos del street art: la apropiación del arte.

I.

Muchos historiadores del arte han coincidido en considerar a
Andy Warhol como el artista más importante de la segunda mitad del siglo XX -siendo Picasso, uno de los artistas que más respetaba y admiraba el mismo Warhol, el más importante de la primera mitad.

Los críticos de Warhol, por otro lado, argumentan que su talento nunca se basó en una destreza técnica extraordinaria o en el desarrollo de un discurso coherente. Es por ello que muchos de ellos hasta ponen en duda su carácter de "artista".

Sin embargo, en lo que sus seguidores y detractores coinciden es en reconocer su extraordinaria hazaña de haber redefinido la forma de ver al arte.

Al tomar -y reinterpretar- íconos de la cultura popular, Warhol logró democratizar el arte, descentralizándolo de los museos y de las páginas de los libros de historia del arte.

Warhol le atribuyó más accesibilidad al arte al establecer que ahora podías encontrarlo en los estantes de tu cocina -latas de sopa Campbell, cajas de cereal, latas de guisantes- o lo podías ver inclusive en la pantalla de tu televisor -Elvis Presley, Marilyn Monroe, John Lennon.


II.

El Museo de Arte Moderno (
MoMA) de la Ciudad de Nueva York organizó recientemente una exposición que mostraba el trabajo del cineasta Tim Burton. La asistencia a este show fue tan masiva, que los organizadores tuvieron que implementar una estrategia para controlar la abrumadora cantidad de personas que querían ver los dibujos, esculturas y bocetos del director de Alice in Wonderland.

El nuevo sistema consistía en vender tickets que te permitían entrar a las galerías donde se mostraba el arte de Burton y apreciarlo por un tiempo limitado. El curador de la exposición, Ron Magliozzi, aseguró que esta era la primera vez en la historia del museo que ocurría algo parecido.

Si te pasabas cerca del museo cualquier día, podías ver que la cola para entrar no era muy distinta a la que la gente hace cuando va a un concierto de rock.

Sin embargo, Tim Burton, más que un rockstar, tendría que ser considerado como un ídolo pop. Un ídolo del pop-art.


III.

En el documental
Exit through the gift shop se muestra la evolución del street art a través del trabajo de artistas como Invader, el mismo Shepard Fairey y Banksy. No obstante, aún cuando el documental vende la idea de que es un film sobre Banksy, el film termina por mostrarte cómo Thierry Ghetta, un cineasta amateur, luego de ver el impacto que logró la primera exhibición en una galería de parte de Banksy, decide convertirse en artista.

Thierry Ghetta decide hacer pop-art y montar una exhibición con sus piezas, incluso cuando él no había trabajado antes en arte. En el transcurso de un año, Ghetta se propone armar su propio show bajo el nombre de
Mr. Brainwash -porque según él, "el arte lo que hace es lavar cerebros".

Mr. Brainwash, con la ayuda de sus nuevos amigos Fairey y Banksy, logra montar un show que también atrae a miles de personas y que logra convertirse en un hito del arte contemporáneo de la ciudad de Los Ángeles.

(Fairey piensa que tal empresa fue prematura. Banksy se arrepiente incluso de haber alentado a que Ghetta se convirtiera en artista.)

Tal fue el éxito del show de Mr. Brainshaw que la misma Madonna (regular habitué de la escena del arte neoyorquino de los 80 y cuyas amistades más destacadas de la época fueron los destacados artistas
Jean Michel Basquiat, Keith Haring y Fab 5 Freddy) le pidió a Ghetta que le diseñara la portada de su más reciente disco -una compilación de sus más grandes éxitos.


IV.

El legado de Warhol ha encontrado una atractiva y refrescante vigencia en los recientes ejemplos de Fairey, Burton y Mr. Brainwash.

La accesibilidad que encarna el pop-art le brinda, a personas que de alguna u otra forma se sientan intimidadas o insuficientemente preparadas para aproximarse al arte, una llamativa oportunidad de acercarse a ese fascinante universo.

(Estoy seguro que más de uno de los asistentes a la exhibición de Burton, descubrieron ese mismo día a Picasso, Van Gogh o a Manet.)

En mi opinión, este es uno de sus más importantes conquistas. El pop-art le ofrece una invitación a la audiencia para que participe activamente en el desarrollo de su propia cultura. Y ese logro, esa garantía de que el arte esté al alcance del espectador, es algo que debería ser celebrado más allá de las reservas que muchos puedan mantener hacia este respecto.

La esencia propia del arte escapa a toda exclusividad y a todo elitismo, pues su misión siempre ha sido la de representar nuestra condición humana para re-crearnos, re-interpretarnos y, por sobre todas las cosas, para ayudar a entendernos.

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