Blanco sábanas
Blanco.
Acabo de llegar a la conclusión de que el blanco es el color que mejor hace juego con tu cuerpo. El blanco de las sábanas blancas, mejor dicho.
Blanco sábanas.
Sé que te había asegurado con anterioridad que el vinotinto, el verde oscuro y el negro eran los colores que mejor le iban a tu desnudez, pero ahora que he recapacitado creo que el blanco es la mejor opción.
No sé por qué me viene ahora esta revelación. Estos viajes en el Metro de Nueva York son muy largos, y la mente cuando está ociosa suele viajar hacia destinos impredecibles.
Creo que si tuviera que encontrarle algún origen a este descubrimiento, tendría que repasar forzosamente nuestro último encuentro.
Te vi mientras dormías. Admiré con atención la armonía que lograron las sábanas y tu piel, y entonces todo tuvo sentido.
Blanco. Blanco sábanas.
Tú sabes cómo me tomo en serio esto del color y tu cuerpo. Fueron dos horas las que pasamos en la Victoria's Secrets que queda en SoHo, realizando ese estudio cromático de tu desnudez junto a las cientos de piezas de ropa interior que allí se venden.
Y ni siquiera había visto todavía la pureza de tu piel desnuda. No me hizo falta.
Sólo necesitaba ver tus antebrazos, la parte de tu cuello que colinda con tus orejas, un poco por encima de tus rodillas, la parte trasera de tus hombros.
Blanco. Blanco sábanas.
No creas, mucho tiempo y reflexión han tenido que pasar para llegar a esta conclusión. Piénsalo bien. Puedes verte en el espejo, si quieres. Pero recuerda cuando vayas a comprar ropa interior, que tiene que ser blanca, blanca como las sábanas. Y ten presente también que no todos los blancos son iguales. Ese blanco es impuro, pero estéril; claro, pero no brillante; uniforme, pero no homogéneo. El blanco, como todos los colores, no es absoluto. Así que tómate tu tiempo.
No quiero que creas que te estoy pidiendo demasiado. Tu piel bien merece que todo este procedimiento se lleve al pie de la letra. Y valdrá la pena, créeme.
Aunque pensándolo bien, creo que eso sólo lo sabré yo. Y lo sabré cuando vuelva tenerte a mi lado y estés durmiendo. Y tengas tu pelo regado por la almohada. Y muestres esa verdad que somos cuando dormimos.
Y todo vuelva a tener sentido.
Blanco. Blanco sábanas.
Blanco.
Acabo de llegar a la conclusión de que el blanco es el color que mejor hace juego con tu cuerpo. El blanco de las sábanas blancas, mejor dicho.
Blanco sábanas.
Sé que te había asegurado con anterioridad que el vinotinto, el verde oscuro y el negro eran los colores que mejor le iban a tu desnudez, pero ahora que he recapacitado creo que el blanco es la mejor opción.
No sé por qué me viene ahora esta revelación. Estos viajes en el Metro de Nueva York son muy largos, y la mente cuando está ociosa suele viajar hacia destinos impredecibles.
Creo que si tuviera que encontrarle algún origen a este descubrimiento, tendría que repasar forzosamente nuestro último encuentro.
Te vi mientras dormías. Admiré con atención la armonía que lograron las sábanas y tu piel, y entonces todo tuvo sentido.
Blanco. Blanco sábanas.
Tú sabes cómo me tomo en serio esto del color y tu cuerpo. Fueron dos horas las que pasamos en la Victoria's Secrets que queda en SoHo, realizando ese estudio cromático de tu desnudez junto a las cientos de piezas de ropa interior que allí se venden.
Y ni siquiera había visto todavía la pureza de tu piel desnuda. No me hizo falta.
Sólo necesitaba ver tus antebrazos, la parte de tu cuello que colinda con tus orejas, un poco por encima de tus rodillas, la parte trasera de tus hombros.
Blanco. Blanco sábanas.
No creas, mucho tiempo y reflexión han tenido que pasar para llegar a esta conclusión. Piénsalo bien. Puedes verte en el espejo, si quieres. Pero recuerda cuando vayas a comprar ropa interior, que tiene que ser blanca, blanca como las sábanas. Y ten presente también que no todos los blancos son iguales. Ese blanco es impuro, pero estéril; claro, pero no brillante; uniforme, pero no homogéneo. El blanco, como todos los colores, no es absoluto. Así que tómate tu tiempo.
No quiero que creas que te estoy pidiendo demasiado. Tu piel bien merece que todo este procedimiento se lleve al pie de la letra. Y valdrá la pena, créeme.
Aunque pensándolo bien, creo que eso sólo lo sabré yo. Y lo sabré cuando vuelva tenerte a mi lado y estés durmiendo. Y tengas tu pelo regado por la almohada. Y muestres esa verdad que somos cuando dormimos.
Y todo vuelva a tener sentido.
Blanco. Blanco sábanas.
Blanco.
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Un abrazo.
Un abrazo.