Nosotros
Pareciera
que estamos bien.
Pareciera, pero no.
Que cuando vamos a un café y nos sentamos a leer o escribir en soledad, estamos cómodos y hasta satisfechos con la ausencia de compañía.
Que cuando vamos a un bar, pedimos un trago y nos ponemos a hablar con alguien, nos vemos tan seguros, tan autosuficientes: ostentando ese atractivo que concede la indiferencia.
Que cuando vamos al cine, al teatro o a un concierto, y pedimos una sola entrada, ignoramos la desconcertante y patética mirada que nos lanza quien atiende la taquilla.
Que cuando viajamos solos a una ciudad, y tomamos fotos tristes de paisajes o lugares a los que vamos solos, parecemos tan independientes, tan iconoclastas, tan espíritus libres.
Que cuando vamos solos a un museo nos mostramos tan interesados en esas obras de arte, tan intelectuales, tan bohemios, tan de mundo.
Que cuando hablamos de nuestros logros -esas cosas que hemos hecho por nuestra cuenta, sin ayuda de nadie-, sonamos tan emprendedores, tan proactivos, tan inspiradores.
Que cuando hablamos de nuestras aventuras sexuales, se nos escucha tan audaces, tan post-modernos, tan sexy.
Pareciera que estamos bien, que no nos importa y que hasta estuviéramos orgullosos de nuestra condición.
Pareciera.
Pero no: lo que verdaderamente queremos es estar con alguien.
Pareciera, pero no.
Que cuando vamos a un café y nos sentamos a leer o escribir en soledad, estamos cómodos y hasta satisfechos con la ausencia de compañía.
Que cuando vamos a un bar, pedimos un trago y nos ponemos a hablar con alguien, nos vemos tan seguros, tan autosuficientes: ostentando ese atractivo que concede la indiferencia.
Que cuando vamos al cine, al teatro o a un concierto, y pedimos una sola entrada, ignoramos la desconcertante y patética mirada que nos lanza quien atiende la taquilla.
Que cuando viajamos solos a una ciudad, y tomamos fotos tristes de paisajes o lugares a los que vamos solos, parecemos tan independientes, tan iconoclastas, tan espíritus libres.
Que cuando vamos solos a un museo nos mostramos tan interesados en esas obras de arte, tan intelectuales, tan bohemios, tan de mundo.
Que cuando hablamos de nuestros logros -esas cosas que hemos hecho por nuestra cuenta, sin ayuda de nadie-, sonamos tan emprendedores, tan proactivos, tan inspiradores.
Que cuando hablamos de nuestras aventuras sexuales, se nos escucha tan audaces, tan post-modernos, tan sexy.
Pareciera que estamos bien, que no nos importa y que hasta estuviéramos orgullosos de nuestra condición.
Pareciera.
Pero no: lo que verdaderamente queremos es estar con alguien.
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