Caminando a (mi) Nueva York
La revista del New York Times le dedicó uno de sus números más recientes a algo que se traduciría como “Caminando a Nueva York”. Esta edición me llegó directamente al corazón porque conecta dos de mis pasiones: caminar y esa ciudad que fue mi hogar durante los dos mejores años de mi vida.
Y si bien me devoré los artículos que allí se publican -que van desde la historia de las aceras de Nueva York, un interesante proyecto fotográfico llevado adelante por JR, hasta una nota reveladora sobre las ratas-, no pude evitar sentir cierta dosis de nostalgia al leer los recorridos favoritos de un grupo de neoyorquinos.
Movido por mis remembranzas, decidí compartir algo que hasta este momento me había reservado: mis recorridos favoritos de Nueva York. Estos son mis tres recorridos favoritos, y que también incorporan muchas de las calles y de los sitios que más frecuentaba en mi estadía neoyorquina.
Recorrido #1: De Times Square a Central Park
Iba tanto al McDonald’s que queda en pleno centro de Times Square que mi hermana la apodó como “Mi oficina”. Allí me pedía un latte y un paquete de Chocolate Chip Cookies y me sentaba a escribir o bien a mandar CV’s cuando buscaba trabajo. Luego de trabajar por un par de horas, tomaba mi iPod y reproducía canciones del 21st century breakdown de Green Day, Phrazes for the young de Julian Casablancas o My beautiful dark twisted fantasy de Kanye West. El pulso urbano de esos discos musicalizaba mi recorrido que iba desde la 42 hasta la 59, calles que atravesaba por Broadway. Al llegar al Columbus Circle me adentraba en el Time Warner Center y me metía en la librería BORDERS o a comerme algo en el Whole Foods Market que queda en el sótano. Y si el clima era amigable, terminaba de pasar la tarde sentado en algún banco del Central Park.
Recorrido #2: Del Lower East Side a SoHo
Una de las pasantías que hice en Nueva York fue en un estudio de grabación que quedaba en el Lower East Side. Al terminar mi turno, me iba hasta mi cine de autor favorito: el Angelika. Luego subía por Broadway hasta Prince street, que recorría de oeste a este: de Mercer a Bowery. Prince street es una de mis calles preferidas de Nueva York porque tiene sitios que me encantan: McNally Jackson Books (mi librería favorita), macbar (originales combinaciones de mac ‘n cheese), Oficina Latina (un bar con una vibra muy fina), Café Gitane (de comida francesa, queda sobre Mott), Café Habana (sus Cuban Sandwich y Burritos son divinos) y Soho Park (un sitio muy fino con terraza que vende unas hamburguesas deliciosas). Al final del recorrido, cuando llegaba a Bowery, podía visitar el New Museum si había alguna exhibición que valiera la pena.
Recorrido #3: De Union Square al West Village
El instituto donde estudié quedaba cerca de Union Square. Cuando salía al mediodía me iba caminando hasta el Village. Allí almorzaba un shawarma de cordero, tres falafel y una lata de Sprite en Mamoun’s o un Chicken Fried Rice en Noodle Bar. Si compraba comida en Mamoun’s almorzaba sentado en un banco del Washington Square Park, mientras escuchaba a un genial grupo de jazz. Luego me iba a tomar un latte en Caffé Reggio (mi café favorito) y también me pasaba por el IFC Center a ver alguna película de cine independiente. Mamoun’s y Caffé Reggio quedan sobre la Macdougal street, que es otra de mis calles favoritas de Nueva York porque tiene otros de mis sitios favoritos: Comedy Cellar (donde gente como Jerry Seinfeld, Chris Rock y Louis C.K. van a probar material), Creperie NYC (las crepes de nutella son pornografía), Luxor Lounge (un bar muy sexy porque está iluminado sólo por velas). Y si seguía bajando y cruzaba a la izquierda en Bleecker, también me iba lugares que me encantaban como Café Español (donde tuve auténticos acontecimientos gastronómicos), Le Poisson Rouge (uno de mis sitios de conciertos favoritos) y The Bitter End (legendario recinto neoyorquino).
Conocí y amé Nueva York de la misma manera en la que mi abuelo me enseñó a conocer y amar a Caracas: palpándola y escuchándola con mis pies. Extraño a Nueva York de la misma forma que extraño a Caracas: con nostalgia de volver a posar mis pies sobre ella. Estas letras han logrado calmar un poco ese suspiro que se apodera de mí cada vez que añoro volver a estar en esas ciudades: ciudades que he amado, ciudades que me han hecho.
Conocí y amé Nueva York de la misma manera en la que mi abuelo me enseñó a conocer y amar a Caracas: palpándola y escuchándola con mis pies. Extraño a Nueva York de la misma forma que extraño a Caracas: con nostalgia de volver a posar mis pies sobre ella. Estas letras han logrado calmar un poco ese suspiro que se apodera de mí cada vez que añoro volver a estar en esas ciudades: ciudades que he amado, ciudades que me han hecho.
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