Sacar la mente a pasear




Detesto perder el tiempo.

Me angustia no hacer nada mientras hago colas, tomo el colectivo o debo esperar porque me atiendan en un restaurante, por ejemplo. En ese sentido mi celular se ha convertido en un aliado perfecto. En momentos como esos, lo saco, abro una aplicación que me bajé para leer eBooks y me sumerjo en letras digitales. Con el tiempo he logrado leer bastante y reducir la ansiedad que me provoca sentir que no le estoy sacando el máximo provecho a la vida.

Sin embargo, hay veces en que es mejor no hacer nada. Estudios han demostrado la importancia de darle breaks a la mente. Los especialistas reportan beneficios que van desde creatividad, relajación y hasta la adquisición de una aguda conciencia sobre nuestras vidas.

A veces no se trata de no querer perder el tiempo. Muchas veces reconozco que me refugio en la lectura para no afrontar -o no pensar en- alguna situación incómoda de mi vida. Allí es cuando se hace necesario bajarle dos a la intensidad proactiva y dejar que la mente descanse, se airee y salga a dar un paseo.

No en vano, últimamente se me han ocurrido ideas muy finas justo cuando estoy camino a casa o me estoy vistiendo: precisamente cuando no estoy haciendo “nada”. Cuando la mente baja su guardia pareciera estar más dispuesta a regalarnos revelaciones.

No es fácil esto de dejar conscientemente que la mente no haga nada, pero debemos hacer un esfuerzo. La vida no se trata de estar al 100% de tus capacidades todo el tiempo. Al contrario, como la naturaleza misma nuestras esencias como seres humanos son cíclicas: a veces estamos arriba y otras abajo.

No está mal no hacer nada, no es perder el tiempo; más bien es otra forma de sacarle provecho a la vida y disfrutarla con intensidad: tanto lo bueno como lo no tanto.

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