Me la quiero dar de James Franco
James Franco es uno de los artistas que más me inspiran en este mundo: es talentoso, estudioso, incansable y excepcionalmente creativo.
Cuando vivía en Nueva York y comenzó a circular la información de que Franco se había inscrito en algo así como en cuatro maestrías a la vez mientras llevaba adelante sus numerosos proyectos artísticos, literarios y audiovisuales, la New York Magazine publicó un perfil de él que desde entonces ha encontrado un sitio permanente en mi biblioteca virtual.
Ese perfil me inspiró –y me ha inspirado- tanto, que cada cinco o seis meses lo vuelvo a leer: es una fuente inagotable de motivación.
El ímpetu de Franco ha generado crítica, encontrado reticencia y recibido con cierta suspicacia. Comentarios van y vienen en la web sobre sus incontables proyectos, su inmenso narcisismo y su cualidad de provocateur.
Ahora bien, yo me pregunto: ¿qué es lo que precisamente se le critica a James Franco? ¿Su avasallante apetito intelectual por querer formarse académicamente y crecer como artista? ¿O acaso es su extraordinaria voluntad y entrega para crear?
Yo confieso que me siento muy cercano a él: a mí me encanta estudiar y nada me hace sentir más vivo que crear. Así que sí, lo admito sin vergüenza alguna: yo quiero ser como James Franco.
Yo también quisiera aprender durante toda mi vida.
Yo también quisiera crear durante toda mi vida.
Y todos estos deseos no se han quedado pululando en ese éter de las aspiraciones. La inspiración de su ejemplo se ha convertido en proyectos concretos.
De hecho, en estos días en que volví a leer ese perfil, decidí llevar adelante dos proyectos que tenía tiempo queriendo hacer. Asimismo estoy colaborando con dos personas en otras ideas que me emocionan y me quitan el sueño.
¿Qué es lo que más me inspira de James Franco? Que pareciera no tener miedo y que pareciera sólo serle fiel a sus ganas de expresarse a través de cualquier medio: sea una novela, un poemario, una exposición de arte o una obra de teatro.
Sí, yo me la quiero dar de James Franco: yo quiero aprender y crear, incesantemente.
¿Cuál es el problema?
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