Cita con uno mismo
Cada vez que salgo a tomarme un café, suelo hacer algo: leer un libro, escribir, hablar con alguien. Sin embargo, recientemente he descubierto el poder de ir a tomarme un café y no hacer nada. O mejor dicho, ir a tomarme un café y pensar.
Suena sencillo, pero intente imaginarse lo difícil que resulta, en estos tiempos tan agitados, recargados de información y tan estimulantes a la distracción, el hecho de poner todo a un lado y refugiarnos en nuestras mentes para enfrentarnos a lo que allí habita.
Esto -irse a un café y sólo dedicarse a pensar- es lo que a mí me gusta llamar “citas con uno mismo”. Cada vez que me siento inquieto o incómodo con algún aspecto de mi vida, me obligo a ir a una cafetería, pedir un café y no llevar nada conmigo -ni un libro, ni la laptop, ni nadie. La cita consiste sólo entonces de una taza de café y mis pensamientos.
Se los recomiendo de corazón: váyanse un día, salgan con ustedes mismos y pónganse a pensar. Sólo eso, ojo: no anoten nada, escondan el celular, sólo piensen.
Al final de esa cita puede que no haya un beso, un capítulo de una novela leído, o una página escrita, pero terminarán mucho más tranquilos pues pensar es el primer paso para decidir. Y decidir, el primer paso para mejorar.
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Un abrazo;
FT