Experimento sociológico (III): El mujerón
Jueves, 10 y cuarto de la noche. Whisky Bar. Estoy vestido de flux, corbata y demás porque horas antes había ido a la graduación de una amiga. En la barra está una tipa explotada de buena: alta, blanca, pelo negro, tetas operadas, buen culo. Un mujerón a la que jamás abordaría en condiciones normales. Pero como precisamente ése no es el caso, me le acerco mientras le pido al bartender un whisky 18 años…
- Hola, mucho gusto –se voltea a mirarme con indiferencia mientras le acerco mi mano-, Jean Bertrand Pignon –su expresión súbitamente cambia y me da su mano, sonriente.
- Hola –y me dijo su nombre-. ¿Francés?
- Sí –le respondo mientras busco con mi mirada al pana con el que me iba a encontrar en el lugar.
- ¿A quién buscas con tanto afán?
- Lo que pasa es que me escapé del trabajo y vine a tomarme algo. Es probable que me estén buscando, por eso es que debo estar alerta.
- ¿No será que te estás escapando de una mujer? Hay que ver que los hombres, sin importar de donde vengan, son igualitos todos…
- No –contraataqué, cortante-, verás, soy agregado cultural de la embajada de Francia y salir de ahí no fue fácil. Estábamos en medio de una reunión con una gente del gobierno. Me dejó salir uno de los guardaespaldas, pero igual me dijo que me mantuviera alerta, porque después la gente iba a salir a tomarse unos tragos por ahí y no quisiera encontrármelos por nada del mundo –concluí mientras seguía inspeccionando el local.
- ¿Trabajas en la embajada de Francia? Oh là là… -dijo con un pésimo francés.
- Oui –dije en un perfecto francés.
- Oye, pero hablas muy bien el español.
- Sí –¡vamos Victor ponte las pilas con el acento!-, la verdad es que se me hacen fácil los idiomas. Hablo siete –dije, mientras tomé mi vaso de whisky con mi mano derecha tal y como lo haría un galán del cine de los años 50.
- ¿En serio? ¡Qué interesante!, ¿cuáles hablas?
- Francés, español, mandarín, inglés, alemán, italiano, mandarín –la tipa estaba tan impresionada que por suerte no se dio cuenta que ya había mencionado este último.
- ¡Dios! ¡Qué inteligente! Ni siquiera yo termino de hablar bien inglés -comenzaba a hablarme bajito, con cierta sensualidad.
- Bueno, esa es la única ventaja de haber vivido en tantos países…
- ¡Qué emoción!, y cuéntame: ¿dónde has vivido?
- A ver… Alemania, Inglaterra, Italia, Grecia, Francia por supuesto, Marruecos, Turquía y ahora Venezuela –mencioné cada país con semblante de hombre de mundo, un carajo arrecho pues.
- ¿Grecia? Siempre he querido ir para allá.
- La verdad es que no te has perdido de mucho –dije esto con soberbia francesa. Para este momento de la conversación ya estaba completamente metido en el personaje.
- Dios mío, ¡qué vida tan interesante! Y, ¿cuál es tu trabajo acá en Venezuela?
- Bueno, me gradué en antropología y cursé una especialización en sociología política. Ahora estudio un doctorado y el gobierno de Francia me envió específicamente para acá, para finalizar mi tesis.
- ¿Y por qué acá, qué tenemos de especiales?
- Venezuela es una sociedad altamente polarizada, políticamente hablando. Por tanto, es muy interesante estudiar a la gente de acá. Tanto del gobierno como de la oposición. De hecho, me serviría mucho entrevistarte. Mientras logre hablar con más personas, mejor.
- Cuando quieras… -dijo con un tono más de flirteo que de interés en colaborar con un trabajo de investigación- ¿Te vas pronto?
- Eso todavía no lo sé.
- Te lo pregunto porque sería chévere cuadrar lo de la “entrevista”…
- Jeje.
- ¿Qué pasa? –me interrogó, nerviosa.
- Nada, que esa palabra, chévere, siempre me suena graciosa –aquí me dije a mí mismo: ya está Victor, de acá pa’l Oscar, ¡te la comiste papá, no joda!
- Oye, primera vez que sonríes y sonríes muy lindo…-ya la tipa lo que estaba era pendiente- ¿Por qué ustedes los franceses son tan serios?
- ¿Y por qué ustedes se la pasan riéndose y bailando salsa? –volví a salir con mi cinismo francés.
- Jaja, tú sí eres cómico vale. ¿Sabes algo?-y acercó su boca a mi oreja como quien se dispone a contar un secreto-: Qué suerte haberte conocido esta noche… qué suerte poder hablar con un hombre tan interesante… -y alejó su rostro dejándolo a esa distancia calculada que invita a que uno de los dos se acerque y dé fin al preludio…
- Hola, mucho gusto –se voltea a mirarme con indiferencia mientras le acerco mi mano-, Jean Bertrand Pignon –su expresión súbitamente cambia y me da su mano, sonriente.
- Hola –y me dijo su nombre-. ¿Francés?
- Sí –le respondo mientras busco con mi mirada al pana con el que me iba a encontrar en el lugar.
- ¿A quién buscas con tanto afán?
- Lo que pasa es que me escapé del trabajo y vine a tomarme algo. Es probable que me estén buscando, por eso es que debo estar alerta.
- ¿No será que te estás escapando de una mujer? Hay que ver que los hombres, sin importar de donde vengan, son igualitos todos…
- No –contraataqué, cortante-, verás, soy agregado cultural de la embajada de Francia y salir de ahí no fue fácil. Estábamos en medio de una reunión con una gente del gobierno. Me dejó salir uno de los guardaespaldas, pero igual me dijo que me mantuviera alerta, porque después la gente iba a salir a tomarse unos tragos por ahí y no quisiera encontrármelos por nada del mundo –concluí mientras seguía inspeccionando el local.
- ¿Trabajas en la embajada de Francia? Oh là là… -dijo con un pésimo francés.
- Oui –dije en un perfecto francés.
- Oye, pero hablas muy bien el español.
- Sí –¡vamos Victor ponte las pilas con el acento!-, la verdad es que se me hacen fácil los idiomas. Hablo siete –dije, mientras tomé mi vaso de whisky con mi mano derecha tal y como lo haría un galán del cine de los años 50.
- ¿En serio? ¡Qué interesante!, ¿cuáles hablas?
- Francés, español, mandarín, inglés, alemán, italiano, mandarín –la tipa estaba tan impresionada que por suerte no se dio cuenta que ya había mencionado este último.
- ¡Dios! ¡Qué inteligente! Ni siquiera yo termino de hablar bien inglés -comenzaba a hablarme bajito, con cierta sensualidad.
- Bueno, esa es la única ventaja de haber vivido en tantos países…
- ¡Qué emoción!, y cuéntame: ¿dónde has vivido?
- A ver… Alemania, Inglaterra, Italia, Grecia, Francia por supuesto, Marruecos, Turquía y ahora Venezuela –mencioné cada país con semblante de hombre de mundo, un carajo arrecho pues.
- ¿Grecia? Siempre he querido ir para allá.
- La verdad es que no te has perdido de mucho –dije esto con soberbia francesa. Para este momento de la conversación ya estaba completamente metido en el personaje.
- Dios mío, ¡qué vida tan interesante! Y, ¿cuál es tu trabajo acá en Venezuela?
- Bueno, me gradué en antropología y cursé una especialización en sociología política. Ahora estudio un doctorado y el gobierno de Francia me envió específicamente para acá, para finalizar mi tesis.
- ¿Y por qué acá, qué tenemos de especiales?
- Venezuela es una sociedad altamente polarizada, políticamente hablando. Por tanto, es muy interesante estudiar a la gente de acá. Tanto del gobierno como de la oposición. De hecho, me serviría mucho entrevistarte. Mientras logre hablar con más personas, mejor.
- Cuando quieras… -dijo con un tono más de flirteo que de interés en colaborar con un trabajo de investigación- ¿Te vas pronto?
- Eso todavía no lo sé.
- Te lo pregunto porque sería chévere cuadrar lo de la “entrevista”…
- Jeje.
- ¿Qué pasa? –me interrogó, nerviosa.
- Nada, que esa palabra, chévere, siempre me suena graciosa –aquí me dije a mí mismo: ya está Victor, de acá pa’l Oscar, ¡te la comiste papá, no joda!
- Oye, primera vez que sonríes y sonríes muy lindo…-ya la tipa lo que estaba era pendiente- ¿Por qué ustedes los franceses son tan serios?
- ¿Y por qué ustedes se la pasan riéndose y bailando salsa? –volví a salir con mi cinismo francés.
- Jaja, tú sí eres cómico vale. ¿Sabes algo?-y acercó su boca a mi oreja como quien se dispone a contar un secreto-: Qué suerte haberte conocido esta noche… qué suerte poder hablar con un hombre tan interesante… -y alejó su rostro dejándolo a esa distancia calculada que invita a que uno de los dos se acerque y dé fin al preludio…
Comments
Felicitaciones por el éxito de tu experimento.
pero te digo algo... las mujeres tambien sabemos mentir! jeje
Si hubiese sido yo, hubiese buscado a los fantasmas de Humphrey Bogart, Ingrid Bergman o a Marlene Dietrich, detrás de ti...y te habría preguntado si estás filmando la versión moderna de Casablanca...te sigo el juego un rato y te digo que soy una escritora famosa de incógnito, recolectando material para su nuevo best-seller jajajajajaja.
Ver para creer...
De aquí al Oscar, Víctor. De verdad que sí.
Besos,
Deb.
Besos miles.
Paso siempre por aquí, muy a lo fantasmita.
Por cierto, ya sale la 2 de Ojo esta semana
Vero RdV