Mis bodegones favoritos de Buenos Aires


En mi casa siempre se comió rico.

Cuento con la gran fortuna de haber crecido en el seno de una familia que se esmeró, no sólo en preparanos buenas comidas, sino también en llevarnos a comer en sitios muy buenos.

Cuando era niño y vivía en Caracas, en la urbanización de Las Terrazas de las Acacias, mis padres solían llevarnos, de vez en cuando, a comer a los ricos restaurantes italianos que quedaban sobre -y en las zonas aledañas a- la Avenida Victoria: Santa Mónica, Los Chaguaramos, etc. Las comidas eran deliciosas y abundantes, y el servicio era bastante cálido y familiar, de manera que esas lindas experiencias están insertadas en el mosaico de memorias de mi niñez.

Comento esto para establecer cierto contexto de lo que ahora pretendo describir. Desde que llegué a Buenos Aires me he sentido irresistiblemente atraído hacia sus bodegones: lugares con una estética muy reminiscente de esos sitios a los que iba en Caracas cuando era niño. La comida es generosa, gustosa y la atención es muy “de barrio”: afectiva y cercana, sin ningún tipo de pretensiones o falsas cortesías.

En pocas palabras: éstos son mis sitios favoritos de Buenos Aires para ir a comer. Desde que llegué hace cinco años me he dado a la tarea de investigar bodegones. Todo el tiempo estoy buscando por internet y preguntándole a amigos sobre lugares que entran en esta categoría y que debo conocer. Por lo tanto, en esta lista están condensados decenas de pruebas: unas muy satisfactorias y otras olvidables, por supuesto.

Así que si quieren comer bueno, bonito y barato en Buenos Aires, éstas son mis recomendaciones:

Albamonte (Av. Corrientes 6735): este es un auténtico bodegón clásico. La atención no es muy cálida, pero el servicio es eficiente. Lo único malo es su ubicación, pues está en pleno Chacarita, así que, con la excepción del Cementerio, existen pocas cosas atractivas para visitar en su cercanía. En otras palabras, el viaje sería exclusivo para comer bien. (Pero vale la pena: háganme caso.)

Spiagge di Napoli (Av. Independencia 3527): en este bodegón de Boedo tuve una de mis primeras comidas memorables en Buenos Aires: una cena muy rica después de haber ido a ver una excelente obra de teatro en Timbre 4. Desde ese momento, Spiagge di Napoli se ganó un sitio especial en mi corazón. Recomiendo con entusiasmo sus pastas. Eso sí: si quieren ir a almorzar los domingos (por la noche no abren ese día) procuren ir temprano porque la concurrencia es altísima y la espera por una mesa es bien larga.

Bar Norte (Talcahuano 953): Entre Tribunales y Recoleta está ubicado este bodegón sin pretensiones y con muchos banderines de clubes de fútbol, y es el tipo de sitio que te premia con cada visita. La atención es muy cercana, las milanesas son inmensas y muy gustosas; y el guiso de lentejas, cuando está como plato del día, es un tiro al piso. A eso de las 2 de la tarde el sitio está usualmente atestado de gente, así que recomiendo adelantársele a esa hora pico e ir un poco más temprano.

Martita (Cochabamba 3700): Un día, mientras hacía una investigación sobre bodegones en Boedo, di con este lugar e inmediatamente me dieron ganas de ir a conocerlo, simplemente porque hablaban maravillas de su matambre de cerdo. Mi impulso me llevó a conocerlo ese mismo día y no se equivocaron: su matambre es una cosa de locos. La atención es un poco descuidada pero la estética kitsch del lugar te hace olvidarla un poco. La comida no sólo es barata: es realmente buena.

A las 12 Paco’s (Talcahuano 236): Cada vez que pasaba por la calle Talcahuano en busca de instrumentos musicales, le pasaba por el lado a este lugar. Y había algo que me llamaba la atención, sólo que no podía identificarlo. Finalmente me decidí entrar un día y me llevé una grata sorpresa con un 1/2 bife de chorizo que pedí: estaba glorioso. Los meseros son bastante amables y sus clientes habituales le confieren un ambiente de barrio bastante particular. Incluso cuando el lugar está lleno cierta calma reina en el salón, así que todo apunta a tener una experiencia agradable.

El Rincón (Uriburu 1759): Mi mejor amigo tenía tiempo insistiendo en que conociera el lugar, dada mi preferencia por este tipo de sitios. Finalmente fui con una amiga y pedimos una de las mejores paellas que me he comido en mi vida. La atención es tan cercana que yo le adjudicaría el calificativo de dulce. Y su ubicación -a uno de los lados del Recoleta Mall- hace que este sitio sea perfecto como una parada anterior -o posterior- a alguna salida al cine o alguna visita a los museos del Centro Cultural Recoleta o al de Bellas Artes.

Don Ignacio (Av. Rivadavia 3439): este es un bodegón de milanesas. Y en dicha exclusividad precisamente yace su encanto. Ambientado con una hipnótica parafernalia rockera, este lugar prepara milanesas muy particulares y naturalmente muy ricas. Muchos de mis amigos venezolanos se quejan de que han llegado a cansarse de comer tanto este plato. Pues a ellos mismos va dirigida esta recomendación: las milanesas que hacen en Don Ignacio son una auténtica bocanada de aire fresco de comida porteña.

Esta lista está lejos de ser definitiva. Así que si conocen algún sitio que no haya mencionado acá que merezca mi visita, ¡háganmelo saber! ¡Hasta podríamos ir a comer juntos!

Comments

Unknown said…
Asi es.
Bs As es unico.
Inigualable
Ana Sosa M. said…
¡Que rico! En Buenos Aires se come divino en verdad :D
Te extraño friend! A ver cuándo hacemos catch up.
Un abrazo,
Anita
Unknown said…
te dire que yo solo estoy esperando una listilla de estas en una ciudad diferente virto

5 años es DEMASIADO

Es hora de partir, lejos y mas cerca de mi.

TMTH

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