Lo que Kurt Cobain se llevó (o cómo se desvanecen los espíritus jóvenes)
El pasado viernes 4 de mayo tuve el inmenso privilegio de asistir a una de las mejores obras de teatro que he podido ver en los últimos años. La razón de tal afirmación descansa en el innegable rasgo de todas las buenas obras de arte: que cuando las ves, parecieran que hubiesen estado hechas exclusivamente para ti. Esta obra no sólo me habló a mí, sino también a toda la audiencia que ocupó las butacas de la casi llena sala del Teatro Rajatabla.
Lo que Kurt Cobain se llevó es un montaje llevado a cabo por la agrupación Tumbarrancho Teatro y que nace de la pluma de Karina Vallecillos, quien argumenta que la razón de la pieza “es entender que la vida no se detiene”. Y he allí donde la radica la excelencia de la obra: que la conmemoración del aniversario de la muerte de Kurt Cobain, por parte de un grupo de fanáticos que han sido amigos desde el bachillerato, se convierte en la excusa perfecta para proponer un catálogo de temas universales, que se exponen en las diversas situaciones durante el desarrollo de la obra. El amor, los sueños y la felicidad son los aspectos que Vallecillos ha logrado manejar con la maestría propia del autor que, con su propuesta, hace que te deje pensando durante y después de haber presenciado la obra.
Al entrar a la sala, el escenario mostraba la representación de la sala de un apartamento junto a una batería en el lado izquierdo y a una guitarra con su amplificador en el lado derecho. Desde el principio se podía intuir el matiz musical de la obra llevado a cabo por los integrantes de los Abogados de Murphy. El primer personaje en entrar a escena fue Ricardo, interpretado por Giovanny García, para cantar el tema de Nirvana Rape me a todo gañote y con un palo de escoba que fungía como guitarra eléctrica. Resulta que cada 5 de abril un grupo de amigos se reúnen para conmemorar el aniversario de la muerte de su ídolo. Se ponen a escuchar todos sus discos, ven sus videos musicales y por último se ponen a discutir sobre el misterio de su muerte, ya que dudan de la tesis del suicidio mientras defienden la versión del asesinato de su esposa para el momento: la perra de Courtney Love.
Luego de 13 años de la muerte de Cobain, sólo Ricardo y Cheo son los que se reúnen para tal ocasión. Cuando intentan llamar a sus otros amigos –también fanáticos de Kurt-, resulta que hasta se les ha olvidado dicho acontecimiento y simplemente rehúsan de seguir asistiendo debido a que sus vidas ya tienen otras prioridades, o como dijo el divertido personaje de Cheo: “el sistema se los tragó”. Cheo, interpretado por Jesús Carreño, es el segundo personaje en entrar a tarima, el otro que se mantuvo fiel a la tradición de recordar la muerte de su ídolo y que cerca de los 30 años –como Ricardo- todavía vive con su madre y no trabaja.
El personaje de la novia de Ricardo, interpretado por Natalia Paolini, la única chama de este grupo de fanáticos de Kurt Cobain que trabaja y que por ende es la que lleva la plata a la casa, y que precisamente llega al apartamento cansada de trabajar y de ver que su pareja –con 28 años, que no trabaja y que todavía no tiene el grupo musical con el que años atrás prometió “cambiar al mundo”- todavía viste jeans rotos, zapatos Converse y una franela negra y vieja con las clásicas letras amarillas de NIRVANA. Ante tal reclamo, Ricardo le recuerda que así fue como lo conoció a él, que así ella era feliz él. En fin, luego se van desencadenando situaciones como esta, planteándose así todo el debate que hace tan interesante a esta obra: ¿cómo ser auténticos a nosotros mismos y a nuestros sueños, en esta vida entendida como un proceso de evolución personal y de satisfacción de necesidades básicas? ¿Dónde terminan los sueños y dónde empieza a pegarnos duro en la cara la realidad?
Ésas son las interrogantes que subyacen en nuestros pensamientos mientras vemos la obra y luego que salimos de la sala. Lo que Kurt Cobain se llevó es una obra de teatro que no sólo te deja pensando sino que precisamente te deja con esa sensación interna de que la vida se nos puede ir precisamente en eso: en pensar, en planificar; cuando en verdad se nos debería ir haciendo las cosas que nos gustan, cuando en verdad se nos debería ir viviendo nuestros sueños.
Lo que Kurt Cobain se llevó es un montaje llevado a cabo por la agrupación Tumbarrancho Teatro y que nace de la pluma de Karina Vallecillos, quien argumenta que la razón de la pieza “es entender que la vida no se detiene”. Y he allí donde la radica la excelencia de la obra: que la conmemoración del aniversario de la muerte de Kurt Cobain, por parte de un grupo de fanáticos que han sido amigos desde el bachillerato, se convierte en la excusa perfecta para proponer un catálogo de temas universales, que se exponen en las diversas situaciones durante el desarrollo de la obra. El amor, los sueños y la felicidad son los aspectos que Vallecillos ha logrado manejar con la maestría propia del autor que, con su propuesta, hace que te deje pensando durante y después de haber presenciado la obra.
Al entrar a la sala, el escenario mostraba la representación de la sala de un apartamento junto a una batería en el lado izquierdo y a una guitarra con su amplificador en el lado derecho. Desde el principio se podía intuir el matiz musical de la obra llevado a cabo por los integrantes de los Abogados de Murphy. El primer personaje en entrar a escena fue Ricardo, interpretado por Giovanny García, para cantar el tema de Nirvana Rape me a todo gañote y con un palo de escoba que fungía como guitarra eléctrica. Resulta que cada 5 de abril un grupo de amigos se reúnen para conmemorar el aniversario de la muerte de su ídolo. Se ponen a escuchar todos sus discos, ven sus videos musicales y por último se ponen a discutir sobre el misterio de su muerte, ya que dudan de la tesis del suicidio mientras defienden la versión del asesinato de su esposa para el momento: la perra de Courtney Love.
Luego de 13 años de la muerte de Cobain, sólo Ricardo y Cheo son los que se reúnen para tal ocasión. Cuando intentan llamar a sus otros amigos –también fanáticos de Kurt-, resulta que hasta se les ha olvidado dicho acontecimiento y simplemente rehúsan de seguir asistiendo debido a que sus vidas ya tienen otras prioridades, o como dijo el divertido personaje de Cheo: “el sistema se los tragó”. Cheo, interpretado por Jesús Carreño, es el segundo personaje en entrar a tarima, el otro que se mantuvo fiel a la tradición de recordar la muerte de su ídolo y que cerca de los 30 años –como Ricardo- todavía vive con su madre y no trabaja.
El personaje de la novia de Ricardo, interpretado por Natalia Paolini, la única chama de este grupo de fanáticos de Kurt Cobain que trabaja y que por ende es la que lleva la plata a la casa, y que precisamente llega al apartamento cansada de trabajar y de ver que su pareja –con 28 años, que no trabaja y que todavía no tiene el grupo musical con el que años atrás prometió “cambiar al mundo”- todavía viste jeans rotos, zapatos Converse y una franela negra y vieja con las clásicas letras amarillas de NIRVANA. Ante tal reclamo, Ricardo le recuerda que así fue como lo conoció a él, que así ella era feliz él. En fin, luego se van desencadenando situaciones como esta, planteándose así todo el debate que hace tan interesante a esta obra: ¿cómo ser auténticos a nosotros mismos y a nuestros sueños, en esta vida entendida como un proceso de evolución personal y de satisfacción de necesidades básicas? ¿Dónde terminan los sueños y dónde empieza a pegarnos duro en la cara la realidad?
Ésas son las interrogantes que subyacen en nuestros pensamientos mientras vemos la obra y luego que salimos de la sala. Lo que Kurt Cobain se llevó es una obra de teatro que no sólo te deja pensando sino que precisamente te deja con esa sensación interna de que la vida se nos puede ir precisamente en eso: en pensar, en planificar; cuando en verdad se nos debería ir haciendo las cosas que nos gustan, cuando en verdad se nos debería ir viviendo nuestros sueños.
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Nuevas funciones
7,8,9,10,14,15,16,17 de Junio 2007
TUMBARRANCHO TEATRO
PRESENTA
LO QUE KURT COBAIN SE LLEVÓ
De Karin Valecillos
Dirección Jesús Carreño
Con
Nathalia Paolini Giovanny García Jesús Carreño
A principios de los 90’s una generación fue sacudida por la música de Nirvana. Pero un ocho de abril la euforia terminó, se encontró el cuerpo sin vida de Kurt Cobain. El grito del espíritu adolescente calló para siempre.
Fueron llamados a ser rebeldes, contestatarios y de repente se quedaron dormidos. Lo Que Kurt Cobain Se Llevó nos cuenta dónde están, trece años después de la muerte de Kurt, y si pudieron salvar sus almas.
“Es mejor quemarse que apagarse lentamente”
De jueves a sábado a las 7:30 pm. El domingo a las 6 pm. Sala Rajatabla. Al lado del Teatro Teresa Carreño. Cerca de la estación del metro de Bellas Artes. Entradas: General Bs. 10.000 y Estudiantes Bs. 5.000